Vivir con una pareja que tiene una adicción es una experiencia compleja que puede estar marcada por el dolor, la confusión, la esperanza y el desgaste emocional. Las dinámicas de pareja se ven alteradas por los cambios de comportamiento, las mentiras, las promesas incumplidas y el impacto emocional que produce el consumo de sustancias o los comportamientos compulsivos.
En este contexto, es habitual que la pareja adopte, sin querer, conductas que perpetúan el ciclo adictivo. Por ello, es importante contar con una guía clara basada en la evidencia científica sobre qué conductas favorecen la recuperación y cuáles, por el contrario, pueden obstaculizarla (Orford et al., 2013).
Qué hacer si tu pareja tiene una adicción
1. Infórmate y comprende el trastorno
La adicción no es una cuestión de “fuerza de voluntad”, sino un trastorno crónico que altera los circuitos cerebrales del placer, la toma de decisiones y el autocontrol (Koob & Volkow, 2016). Entender esto permite cambiar el juicio por la empatía y fortalece la capacidad para actuar desde un lugar más objetivo y saludable, con el fin de ayudar al ser querido.
2. Fomenta la comunicación abierta y sin juicios
Las conversaciones abiertas sobre el problema, sin reproches, juicios ni amenazas, pueden ayudar a que la persona reconozca la existencia de la adicción y considere buscar ayuda. Es importante usar mensajes en primera persona (“me preocupa lo que está pasando”) en lugar de acusaciones (“tú siempre lo arruinas por tus problemas”).
3. Establece límites claros y coherentes
Poner límites no es lo mismo que castigar. Con ellos protegemos el vínculo y preservamos la salud mental de ambos. Un límite puede ser: “No estoy dispuesto/a a seguir encubriendo tu consumo” o “Solo continuaré en esta relación si te comprometes a iniciar un tratamiento”. La clave está en mantener una postura firme, pero sin violencia verbal o emocional.
4. Busca apoyo profesional para ambos
El tratamiento de la adicción es más efectivo cuando se involucra el entorno cercano. La pareja también puede necesitar apoyo terapéutico para gestionar la ansiedad, el agotamiento y el impacto emocional derivado del problema (Copello et al., 2000). Además, de esta forma aprenderemos a acompañar a nuestra pareja de forma saludable y segura. Recordemos que un entorno estable puede convertirse en un factor protector.
Qué NO hacer si tu pareja tiene una adicción
1. No niegues la situación ni la minimices
Es común justificar el consumo (“ha tenido una semana difícil”) o evitar enfrentarlo (“prefiero no discutir”). Estas actitudes, aunque bienintencionadas, alimentan la negación del problema y fomentan la perpetuación de la adicción. Aceptar la realidad es el primer paso para actuar de forma eficaz.
2. No asumas el rol de “salvador/a”
A menudo, la pareja intenta controlar cada aspecto de la vida de la persona con adicción, desde esconderle las sustancias hasta supervisar sus horarios. Esto acaba siendo una carga insostenible que genera frustración y dependencia emocional, agravando aún más la situación inicial. La responsabilidad del cambio debe recaer en quien tiene la adicción, aunque pueda necesitar apoyo para lograrlo.
3. No participes en dinámicas de codependencia
La codependencia se produce cuando el bienestar emocional de una persona depende en exceso del estado y las acciones de su pareja. Este patrón puede derivar en relaciones desequilibradas, en las que uno de los miembros sacrifica su salud mental para sostener una aparente estabilidad relacional (Beattie, 2009). Estas dinámicas son especialmente frecuentes cuando una de las partes enfrenta una adicción, por lo que resulta fundamental reconocer sus señales a tiempo y tomar medidas para evitar que la codependencia se consolide.
4. No permitas abusos físicos, psicológicos o económicos
El hecho de que tu pareja tenga una adicción no justifica comportamientos violentos o destructivos. Protegerse a uno mismo es una prioridad. Si hay situaciones de riesgo, es imprescindible buscar ayuda en redes de apoyo o servicios especializados.
Conclusión
Acompañar a una persona con adicción implica una gran carga emocional, pero también la oportunidad de crecer, comprender y fortalecer los vínculos desde una perspectiva más saludable. Acompañar no es rescatar, sino caminar al lado, con límites claros, información fiable y recursos terapéuticos que orienten el proceso.
El curso Introducción a las adicciones para familiares ofrece herramientas prácticas y saludables para quienes desean acompañar sin sacrificarse, intervenir sin controlar, y mantener el vínculo sin perderse en él.
Bibliografía
Beattie, M. (2009). Ya no seas codependiente: Cómo dejar de controlar a los demás y empezar a ocuparte de ti mismo. Editorial Diana.
Copello, A., Templeton, L., & Velleman, R. (2000). Family interventions in the treatment of alcohol and drug problems. Drug and Alcohol Review, 19(4), 401–413. https://doi.org/10.1080/713659401
Koob, G. F., & Volkow, N. D. (2016). Neurobiology of addiction: a neurocircuitry analysis. The Lancet Psychiatry, 3(8), 760–773. https://doi.org/10.1016/S2215-0366(16)00104-8
Orford, J., Copello, A., Velleman, R., & Templeton, L. (2013). Addiction and the family: Is it time for services to take notice of the evidence?. Addiction, 108(8), 1376–1378. https://doi.org/10.1111/add.12150