Alcoholismo en mujeres: particularidades clínicas, estigma y barreras de acceso al tratamiento

El consumo de alcohol ha sido históricamente más prevalente entre los hombres, lo que ha invisibilizado durante décadas el fenómeno del alcoholismo en mujeres. Sin embargo, los estudios más recientes advierten de un incremento en el consumo de riesgo entre mujeres, especialmente adolescentes y adultas jóvenes (Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones [OEDA], 2023). A pesar de ello, se mantienen diversas barreras estructurales, clínicas y sociales que dificultan su acceso y adherencia al tratamiento.

Diferencias clínicas y fisiológicas en el alcoholismo femenino

La investigación ha demostrado que el organismo femenino metaboliza el alcohol de forma diferente al masculino. Las mujeres presentan una menor cantidad de agua corporal y menor actividad de la enzima alcohol deshidrogenasa, lo que incrementa la concentración sanguínea de etanol y, por tanto, la toxicidad (Erol & Karpyak, 2015). Esto acelera el desarrollo de complicaciones médicas incluso con un menor consumo.

Además, las mujeres tienden a desarrollar una progresión más rápida hacia la dependencia (Zilberman et al., 2003). Esto implica que, desde el inicio del consumo hasta la cronificación del trastorno, el tiempo suele ser más breve que en los hombres.

A nivel psiquiátrico, el alcoholismo en mujeres suele coexistir con trastornos del estado de ánimo, ansiedad y estrés postraumático (Greenfield et al., 2010), con una mayor probabilidad de haber vivido experiencias de trauma, violencia o abuso sexual, factores de riesgo cruciales en el desarrollo de la adicción (Najavits et al., 1997).

Estigma y construcción social del alcoholismo femenino

El consumo de alcohol por parte de mujeres ha sido históricamente penalizado a nivel social, moral y familiar. Este estigma de género actúa como una gran barrera para la búsqueda de ayuda, generando sentimientos de vergüenza, culpa y miedo al juicio social (Kulesza et al., 2014).

A diferencia del varón alcohólico, que suele ser descrito bajo una mirada de enfermedad o dependencia, la mujer alcohólica continúa asociada en el imaginario colectivo con “falta de moral”, “mala madre” o “desviación”. Estas etiquetas son internalizadas por las propias pacientes, deteriorando su autoestima y postergando el tratamiento (Becker & Glass, 2016).

Además, las mujeres con hijos enfrentan mayores temores a perder la custodia de sus hijos si comunican su problema, lo que se traduce en una menor tasa de derivación a servicios especializados o abandono prematuro del tratamiento.

Barreras de acceso y adherencia al tratamiento

Estudios cualitativos y cuantitativos identifican múltiples obstáculos que afectan a las mujeres con trastornos por consumo de alcohol:

  • Falta de recursos específicos: Muchos dispositivos asistenciales en adicciones siguen estructurados y centrados en el hombre. Hay escasez de programas que integren las necesidades psicosociales, obstétricas o de crianza de las mujeres (Grella, 2008).
  • Doble jornada y responsabilidades de cuidado: Las mujeres suelen asumir la mayor carga de trabajo doméstico y cuidados, lo que limita su disponibilidad para acudir a terapia de forma regular (Rance et al., 2017).
  • Desconfianza institucional: Algunas mujeres han sufrido experiencias revictimizantes en servicios de salud mental o adicciones, lo que reduce la probabilidad de retomar contacto con el sistema sanitario.

Propuestas para una atención psicológica con perspectiva de género

La psicología clínica tiene el reto ético y técnico de adaptar sus dispositivos a una mirada interseccional y de género. Para ello, se recomienda:

  1. Formación específica en género y adicciones para los profesionales sanitarios.
  2. Incorporación sistemática de evaluaciones de trauma en mujeres con trastornos por consumo.
  3. Desarrollo de grupos terapéuticos específicos para mujeres, que aborden dinámicas emocionales, relacionales y familiares desde su experiencia singular.
  4. Apoyo con redes comunitarias y servicios sociales, para mitigar las barreras logísticas (cuidado de hijos, transporte, etc.).
  5. Desestigmatización social a través de campañas públicas que visibilicen el alcoholismo femenino como un problema de salud, no moral.

Conclusión

El alcoholismo en mujeres constituye un fenómeno con dinámicas clínicas, sociales y psicológicas específicas, que requieren de un abordaje diferenciado desde la psicología de las adicciones. El estigma, las barreras estructurales y la falta de programas con perspectiva de género siguen siendo desafíos vigentes para garantizar una atención integral y efectiva.

Integrar enfoques terapéuticos sensibles al género, al trauma y a las realidades contextuales de las mujeres mejora la eficacia del tratamiento, constituyendo un acto de justicia terapéutica.

Bibliografía

Becker, J. B., & Glass, A. (2016). Women and addiction: A gender-responsive approach. Journal of Substance Abuse Treatment, 64, 1–3. https://doi.org/10.1016/j.jsat.2016.01.003

Erol, A., & Karpyak, V. M. (2015). Sex and gender-related differences in alcohol use and its consequences: Contemporary knowledge and future research considerations. Drug and Alcohol Dependence, 156, 1–13. https://doi.org/10.1016/j.drugalcdep.2015.08.023

Greenfield, S. F., Back, S. E., Lawson, K., & Brady, K. T. (2010). Substance abuse in women. The Psychiatric Clinics of North America, 33(2), 339–355. https://doi.org/10.1016/j.psc.2010.01.004

Grella, C. E. (2008). Gender-responsive drug treatment services for women: A summary of current research and recommendations. Journal of Substance Abuse Treatment, 38(Suppl 1), S31–S37. https://doi.org/10.1016/j.jsat.2008.01.009

Kulesza, M., Larimer, M. E., & Rao, D. (2014). Substance use related stigma: What we know and the way forward. Journal of Addictive Behaviors, Therapy & Rehabilitation, 3(2), 1000122. https://doi.org/10.4172/2324-9005.1000122

Najavits, L. M., Weiss, R. D., & Shaw, S. R. (1997). The link between substance abuse and posttraumatic stress disorder in women. The American Journal on Addictions, 6(4), 273–283. https://doi.org/10.1111/j.1521-0391.1997.tb00408.x

Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA). (2023). Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España (ESTUDES) 2023. Ministerio de Sanidad.

Rance, J., Gray, R., Hopwood, M., & Treloar, C. (2017). “It’s really hard to have your own life”: A qualitative study of motherhood and drug dependence. Drug and Alcohol Dependence, 179, 389–395. https://doi.org/10.1016/j.drugalcdep.2017.07.020

Stone, R., & Rothman, E. F. (2021). The opioid crisis and the need for a public health approach to substance use disorders. Annual Review of Public Health, 42, 49–59. https://doi.org/10.1146/annurev-publhealth-012420-105040

Zilberman, M. L., Tavares, H., Blume, S. B., & el-Guebaly, N. (2003). Substance use disorders: Sex differences and psychiatric comorbidities. Canadian Journal of Psychiatry, 48(1), 5–13. https://doi.org/10.1177/070674370304800103

Compartir:

WhatsApp

¡Suscríbete a la Newsletter!

WhatsApp