Conductas familiares que facilitan la adicción

Acompañar a un ser querido en su proceso de recuperación de una adicción es, sin duda, uno de los retos emocionales y relacionales más complejos para cualquier familia. En este camino, muchas veces se actúa desde el amor, la protección o el miedo, pero sin una formación adecuada. Esto puede llevar, sin quererlo, a facilitar el consumo en lugar de frenarlo. Comprender y detectar las conductas facilitadoras del consumo es un paso esencial para promover un acompañamiento saludable.

Nuestro curso Introducción a las adicciones para familiares ha sido diseñado para ayudar a madres, padres, parejas y demás familiares a identificar estas conductas y desarrollar herramientas prácticas para convertirse en agentes de cambio en la vida de su ser querido.

Conductas facilitadoras: el error de ayudar sin conciencia

1. Encubrir la adicción: la negación como defensa

Uno de los errores más comunes en las familias es negar el problema o minimizarlo frente a terceros. Esto puede incluir excusar comportamientos, mentir sobre la situación o justificar el consumo. Esta negación está profundamente ligada al estigma que aún persiste sobre las adicciones, lo cual genera vergüenza y silencio (Bühringer et al., 2012).

Encubrir la adicción solo refuerza el aislamiento, evita que el entorno social pueda brindar apoyo y, lo más grave, dificulta que la persona adicta tome conciencia de su situación.

2. Colaborar directa o indirectamente con el consumo

Algunas familias creen que es mejor permitir que la persona consuma en casa para “tenerla controlada” o evitar riesgos mayores. Aunque la intención es proteger, lo cierto es que esta actitud normaliza el consumo, genera un falso sentido de seguridad y retrasa la búsqueda de tratamiento (Orford et al., 2010).

Tampoco se debe proporcionar dinero, facilitar el acceso a sustancias o cubrir gastos relacionados con el consumo. Estas conductas alimentan el problema en lugar de solucionarlo.

3. Renunciar a la propia vida

Muchos familiares reorganizan su vida entera en función de la persona con adicción: cancelan compromisos, abandonan sus propias necesidades o descuidan a otros miembros del hogar. Este tipo de sacrificio genera una carga emocional insostenible y puede derivar en codependencia, un patrón disfuncional que perpetúa la adicción en lugar de aliviarla (Dear et al., 2005).

Como familiares, es fundamental mantener el autocuidado, buscar espacios propios de bienestar y no abandonar otras relaciones importantes.

4. No establecer o incumplir límites

Una de las herramientas más poderosas en la convivencia con una persona con adicción son los límites claros. Decir “en esta casa no se consume” y actuar en consecuencia, es una forma de preservar el entorno familiar y fomentar la responsabilidad. Cuando los límites se anuncian, pero no se cumplen, se pierde credibilidad y se refuerzan dinámicas de manipulación (Fernández-Montalvo & López-Goñi, 2011).

Las consecuencias deben ser claras, proporcionadas y cumplirse siempre que se transgredan los acuerdos.

5. Glorificar o normalizar el consumo

Expresiones como “todos consumen”, “es normal a su edad”, o asociar el alcohol con la valentía o la sociabilidad, refuerzan mitos culturales que legitiman el uso de sustancias. La familia cumple una función clave en la construcción de creencias sobre el consumo, especialmente en etapas de desarrollo como la adolescencia (Estévez et al., 2021).

Ser conscientes del lenguaje y del ejemplo que se transmite en casa es crucial.

6. Tomar decisiones desde el miedo

Tomar decisiones solo para evitar el enfado o el malestar del familiar adicto puede ser comprensible, pero no saludable. El miedo no debe gobernar las relaciones familiares. La firmeza, el respeto y el amor no son incompatibles, y se pueden cultivar a través de una comunicación asertiva y límites coherentes.

7. Asumir responsabilidades que no corresponden

Pagar deudas, resolver problemas legales o laborales, o justificar faltas son acciones que impiden que la persona asuma las consecuencias de su conducta. Esto no es ayudar: es sostener un sistema disfuncional.

Y, sobre todo, es importante recordar una verdad fundamental: la familia no es responsable de la recuperación, pero sí puede ser parte activa del proceso. Lo que sí es tu responsabilidad como familiar es iniciar tu propia recuperación emocional, incluso si la persona con adicción no está lista aún para hacerlo.

Conclusión

Acompañar a alguien con adicción no implica sacrificarse, encubrir ni cargar con responsabilidades que no corresponden. Implica comprender, establecer límites saludables, sostener desde la conciencia y formarse para no ser parte del problema, sino del entorno que favorece la recuperación.

Nuestro curso Introducción a las adicciones para familiares brinda una guía práctica y profesional para que puedas transitar este camino de forma informada y segura. Tu bienestar también importa. No estás solo/a en esto.

Bibliografía

Bühringer, G., Farrell, M., Kraus, L., Marsden, J., Pfeiffer-Gerschel, T., Piontek, D. (2012). Comparative risk assessment of alcohol, tobacco, cannabis and other illicit drugs: a cross-national study. The Lancet, 379(9810), 55-62.

Dear, G. E., Roberts, C. M., & Lange, L. (2005). Defining codependency: A thematic analysis of published definitions. Journal of Mental Health, 14(5), 509–521.

Estévez, A., Jáuregui, P., & Echeburúa, E. (2021). Adicciones en adolescentes: factores familiares y prevención. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 26(2), 87-96.

Fernández-Montalvo, J., & López-Goñi, J. J. (2011). Family characteristics of patients with substance use disorders: A comparison of patient and family perceptions. Adicciones, 23(4), 331–339.

Orford, J., Velleman, R., Copello, A., Templeton, L., & Ibanga, A. (2010). The experiences of affected family members: A summary of two decades of qualitative research. Drugs: Education, Prevention and Policy, 17(sup1), 44–62.

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