En el ámbito de la psicología de las adicciones, la exploración emocional suele centrarse en la ansiedad, la impulsividad o el trauma temprano. No obstante, la culpa y la vergüenza representan dos afectos nucleares que, aunque a menudo subestimados, juegan un papel crucial en el inicio, mantenimiento y recaída de las adicciones. Comprender la dinámica diferencial de estas emociones, así como su interacción con mecanismos de evitación emocional y refuerzo negativo, permite un abordaje clínico más fino y éticamente informado.
Estructura diferencial entre culpa y vergüenza: conducta vs. identidad
A nivel fenomenológico, la culpa y la vergüenza comparten una base emocional de autovaloración negativa, pero difieren profundamente en su foco estructural. Mientras que la culpa se orienta hacia la evaluación de una conducta específica (“he dicho algo malo”), la vergüenza se dirige al juicio sobre el yo (“soy una mala persona”) (Tangney & Dearing, 2002). Esta distinción implica diferencias en las respuestas fisiológicas y en las estrategias de afrontamiento asociadas.
La culpa, en contextos saludables, puede conducir a conductas reparadoras y asumir responsabilidad, lo cual tiene un potencial regulador positivo. En contraste, la vergüenza tiende a generar deseo de ocultamiento, evitación interpersonal y retraimiento social, aspectos pueden predisponer al uso de sustancias o conductas como vía de escape, como, por ejemplo, el alcohol y los videojuegos (Gilbert, 2003).
Desde una perspectiva neurobiológica, estudios de resonancia magnética funcional han mostrado que la culpa activa regiones asociadas al control cognitivo y la mentalización (como la corteza prefrontal medial), mientras que la vergüenza involucra mayor activación en estructuras límbicas y del procesamiento de la amenaza, como la amígdala (Bastin et al., 2016). Esto sugiere que la vergüenza, al estar más ligada al eje identidad/amenaza, se convierte en un predictor más fuerte de conductas de evitación desadaptativas, incluyendo el consumo.
Mecanismos de refuerzo negativo y evitación emocional
El marco del refuerzo negativo permite entender cómo el consumo de sustancias o las conductas patológicas se convierten en una estrategia funcionalmente eficaz, aunque clínicamente dañina, para aliviar el malestar que generan la culpa y la vergüenza. La persona aprende, a través de procesos de condicionamiento operante, que el uso de una sustancia o la realización de una conducta disminuye temporalmente el malestar emocional, reforzando así su recurrencia (Baker et al., 2004).
Este patrón se integra dentro del modelo de evitación experiencial propuesto por la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), donde la evitación de eventos privados (pensamientos, emociones, recuerdos) se convierte en una conducta central del sufrimiento humano (Hayes et al., 1996). En el caso de las adicciones, la vergüenza representa uno de los eventos privados más evitados, haciendo del consumo una “solución” emocional que perpetúa el ciclo adictivo.
Asimismo, en la recaída, estos afectos juegan un rol especialmente destructivo. La persona que ha logrado cierto tiempo de abstinencia y recae, frecuentemente experimenta un pico abrupto de vergüenza, alimentado por creencias del tipo “soy un fracaso” o “nunca podré cambiar”. Este fenómeno refuerza nuevamente la conducta de consumo como vía de escape emocional (Marlatt & Gordon, 1985).
Culpa y vergüenza como núcleos del ciclo adictivo
Tanto en la literatura empírica como en la clínica, se observa que culpa y vergüenza no son sólo consecuencias del consumo, sino también factores precipitantes y perpetuadores del mismo. En individuos con historia de abuso, negligencia o experiencias de invalidación crónica, estas emociones tienden a cristalizarse en esquemas de autovaloración negativa que predisponen al consumo como mecanismo de autorregulación emocional (Khantzian, 1997).
Además, estos afectos dificultan la adherencia al tratamiento, al generar resistencia al contacto terapéutico, miedo al juicio externo e incluso sabotaje del proceso de recuperación. Por ello, enfoques terapéuticos que integren el trabajo directo con la vergüenza muestran resultados prometedores al ofrecer una vía segura para explorar estos afectos sin reactivar mecanismos defensivos.
Conclusión
La culpa y la vergüenza son emociones centrales en la psicopatología de las adicciones. Su comprensión diferencial y su abordaje terapéutico deben ocupar un lugar central en el diseño de intervenciones clínicas. Ignorar estos afectos puede derivar en intervenciones superficiales que no logran modificar los patrones subyacentes de evitación emocional. Por el contrario, abordarlas con rigor técnico y sensibilidad clínica permite tratar el síntoma conductual (el consumo) y trabajar con los núcleos emocionales que lo sostienen. En este sentido, la integración de modelos transdiagnósticos que reconozcan la centralidad de estas emociones se perfila como un camino fecundo para avanzar en el tratamiento integral de las adicciones.
Referencias
Baker, T. B., Piper, M. E., McCarthy, D. E., Majeskie, M. R., & Fiore, M. C. (2004). Addiction motivation reformulated: An affective processing model of negative reinforcement. Psychological Review, 111(1), 33–51. https://doi.org/10.1037/0033-295X.111.1.33
Bastin, C., Harrison, B. J., Davey, C. G., Moll, J., & Whittle, S. (2016). Feelings of shame, embarrassment and guilt and their neural correlates: A systematic review. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 71, 455–471. https://doi.org/10.1016/j.neubiorev.2016.09.019
Gilbert, P. (2003). Evolution, social roles, and the differences in shame and guilt. Social Research, 70(4), 1205–1230.
Gilbert, P. (2009). The compassionate mind: A new approach to life’s challenges. New Harbinger Publications.
Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (1996). Acceptance and Commitment Therapy: An experiential approach to behavior change. Guilford Press.
Khantzian, E. J. (1997). The self-medication hypothesis of substance use disorders: A reconsideration and recent applications. Harvard Review of Psychiatry, 4(5), 231–244. https://doi.org/10.3109/10673229709030550
Marlatt, G. A., & Gordon, J. R. (1985). Relapse prevention: Maintenance strategies in the treatment of addictive behaviors. Guilford Press.
Tangney, J. P., & Dearing, R. L. (2002). Shame and guilt. Guilford Press.