El apego, como sistema de regulación afectiva, desempeña un papel fundamental en el desarrollo emocional y conductual de las personas. Desde la teoría del apego propuesta por Bowlby y Ainsworth, se ha evidenciado que las experiencias tempranas con los cuidadores influyen en la creación de modelos internos de funcionamiento que afectan la regulación emocional y las relaciones interpersonales a lo largo de la vida (Schindler, 2019). En este contexto, los estilos de apego inseguros (evitativo, ansioso y desorganizado) han sido asociados con una mayor vulnerabilidad al desarrollo de trastornos por uso de sustancias, sugiriendo que las conductas adictivas pueden ser una forma de compensar deficiencias en la regulación afectiva y en las relaciones interpersonales (Padykula & Conklin, 2010).
Apego como sistema de regulación afectiva
El sistema de apego se activa en situaciones de amenaza o estrés, motivando a la persona a buscar proximidad con figuras de apego para conseguir seguridad y consuelo. Cuando estas figuras responden de manera sensible y consistente, se desarrolla un apego seguro, facilitando la exploración del entorno y la regulación emocional autónoma. Por el contrario, respuestas inconsistentes o negligentes pueden dar lugar a estilos de apego inseguros, caracterizados por dificultades en la regulación emocional y en la formación de relaciones estables (Schindler, 2019).
Apego inseguro y su relación con las adicciones
Apego evitativo
Los individuos con apego evitativo tienden a minimizar la importancia de las relaciones afectivas y a eliminar la expresión emocional, como resultado de experiencias tempranas con cuidadores poco atentos o disponibles. Esta supresión emocional puede llevar a la utilización de sustancias como una estrategia para manejar el estrés y las emociones negativas, evitando la dependencia emocional de otros (Padykula & Conklin, 2010).
Apego ansioso
El apego ansioso se caracteriza por una preocupación excesiva por la disponibilidad de las figuras de apego y una necesidad constante de aprobación y cercanía. Estas personas pueden recurrir al consumo de sustancias para aliviar la ansiedad relacionada con el miedo al abandono y la inseguridad en las relaciones, buscando en las sustancias una fuente de consuelo y estabilidad emocional (Schindler, 2019).
Apego desorganizado
El apego desorganizado surge en contextos de abuso o descuidado severo, donde las figuras de apego son simultáneamente fuente de consuelo y de miedo. Este estilo de apego se asocia con una mayor disfunción emocional y conductual, incluyendo una mayor propensión al uso de sustancias como una forma de escapar del dolor emocional y la confusión relacional (Padykula & Conklin, 2010).
La búsqueda de sustancias como forma de calmar el dolor relacional
Las personas con estilos de apego inseguros pueden experimentar un vacío emocional y una dificultad para establecer relaciones significativas, lo que las lleva a buscar en las sustancias una forma de llenar ese vacío y regular sus emociones. El consumo de sustancias puede proporcionar un alivio temporal al dolor emocional y a la ansiedad relacional, reforzando su uso como una estrategia de afrontamiento disfuncional (Padykula & Conklin, 2010; Schindler, 2019).
Conclusión
La evidencia muestra una relación significativa entre los estilos de apego inseguros y el desarrollo de conductas adictivas, donde las sustancias se utilizan como una forma de compensar deficiencias en la regulación afectiva y en las relaciones interpersonales. Comprender esta conexión es crucial para el desarrollo de intervenciones terapéuticas que aborden las raíces relacionales de la adicción, promoviendo la formación de vínculos seguros y estrategias de regulación emocional saludables.
Bibliografía
Padykula, N. L., & Conklin, P. (2010). The self regulation model of attachment trauma and addiction. Clinical Social Work Journal, 38(4), 351–360. https://doi.org/10.1007/s10615-009-0204-6
Schindler, A. (2019). Attachment and substance use disorders—Theoretical models, empirical evidence, and implications for treatment. Frontiers in Psychiatry, 10, 727. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2019.00727